El teléfono suena.
En un primer momento fue una llamada como otra cualquiera
pero lamentablemente horas después se convertiría en una única e irrepetible.
El teléfono suena y no lo oyes aunque crees haberlo oído
cuando lo piensas detenidamente. Sueñas que se repite esa llamada y que algo no
te deja descolgar y escuchar lo que hay al otro lado.
Lo peor de todo no es la incertidumbre de quien había al
otro lado si no el saber quien llamó y no poder responder ni en ese momento ni
en ningún otro. Por más que intentas imaginar la conversación que habría
tenido lugar no lo consigues.
El teléfono sonó hace justo un año hoy y no contesté a la
llamada. Ya no volvió a llamar más.
Te quiero, tiiiiio .
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